Atrás quedan los malos recuerdos de la cosecha de 2017, cuando decidimos que no se elaborara Adamá. El alto nivel de exigencia por el que nos regimos, obligaba a actuar de esa manera.
Sin embargo las previsiones de hace unos meses para la D.O. Ribera del Duero se han hecho buenas. Las abundantes lluvias y las buenas condiciones climatológicas han ayudado a que las cepas lleguen en unas condiciones muy favorables a la vendimia. A día de hoy podemos hablar de que 2018 será un buen año tanto en cantidad como en calidad.
En el entorno maravilloso que representa la Villa de Quintana del Pidio, nos hemos vuelto a deleitar con el encanto de sus calles, el atractivo de su historia y la autenticidad de la honradez de vida y tradición castellana.
Y para culminar ese álbum de estampas tan especial, la imagen más bonita que podríamos tener es la de los que hacemos posible Adamá, sonrientes, caminando entre las vides. Acariciando con nuestras manos los frutos que se han estado mimando durante meses, y ver como las cajas llenas de las preciosas bayas se encaminan hacia la bodega para producir el mosto. Ese zumo que veremos convertido en botellas de Adamá 2018.
